jueves, 8 de mayo de 2014

image 600
Aunque Mateo trata de forma breve la resurrección de Cristo, la defiende con mucho cuidado. Varios testigos la presenciaron, incluyendo un ángel, diversos soldados y las mujeres en la tumba (vv. 1-8). El sepulcro que contenía el cuerpo de Jesús se selló (27.66), pero este no se encontró allí (vv. 6, 8). La excusa de los soldados no era lógica (vv. 11-15).
Ningún soldado romano admitiría haberse dormido en su trabajo, porque el castigo por ello era la muerte. Finalmente, el mismo Jesús se apareció a muchos de sus discípulos, proveyendo incluso más testigos de su resurrección de los muertos (vv. 16-20). Mateo presenta con precisión las evidencias de la resurrección de Jesús porque esa doctrina es esencial para la fe cristiana. La resurrección es una señal de que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios (12.38, 39), y valida las propias profecías del Señor acerca de ella (16.21; 17.22, 23; 20.17-19). En 1 Co 15.12-19, Pablo hace hincapié en la importancia de la resurrección enumerando una serie de consecuencias que se darán si se rechaza la doctrina.
c.28v.1 Pasado el día de reposo, al amanecer del primer día de la semana, vinieron María Magdalena y la otra María, a ver el sepulcro.
El día de reposo terminaba al atardecer del sábado. Los acontecimientos de este versículo tuvieron lugar al amanecer del domingo. Las dos Marías son las identificadas en 27.56, 61.
v.2 Y hubo un gran terremoto; porque un ángel del Señor, descendiendo del cielo y llegando, removió la piedra, y se sentó sobre ella.
Un terremoto señaló la muerte del Señor Jesús (27.51); aquí, era una evidencia de su resurrección. La tumba no se abrió para que Cristo pudiese salir, sino para que se pudiese entrar en ella y comprobar que estaba vacía.
v.3 Su aspecto era como un relámpago, y su vestido blanco como la nieve.

El resplandor es una característica de los seres celestiales (cp. 17.2; Dn 7.9; 10.5, 6; Hch 1.10; Ap 3.4, 5; 4.4; 6.11; 7.9, 13; 19.14).
v.4 Y de miedo de él los guardas temblaron y se quedaron como muertos.
v.5 Mas el ángel, respondiendo, dijo a las mujeres: No temáis vosotras; porque yo sé que buscáis a Jesús, el que fue crucificado.
v.6 No está aquí, pues ha resucitado, como dijo. Venid, ved el lugar donde fue puesto el Señor.
«Ha resucitado como dijo»: para las predicciones de Jesús de su resurrección, compárese con 12.40; 16.21; 17.9, 23; 26.32.
v.7 E id pronto y decid a sus discípulos que ha resucitado de los muertos, y he aquí va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis. He aquí, os lo he dicho.
Después de su resurrección, el Señor Jesús se apareció primero en Jerusalén y Judea, después en Galilea, y de nuevo en Jerusalén. Tanto el cap. 28 como Jn 21 hacen hincapié en las apariciones en Galilea. El mandato de Cristo, «venid, ved» (v. 6) es seguido aquí por id ... decid. Dios siempre ordena que se hable a los demás de las buenas nuevas de nuestro Señor.
v.8 Entonces ellas, saliendo del sepulcro con temor y gran gozo, fueron corriendo a dar las nuevas a sus discípulos. Y mientras iban a dar las nuevas a los discípulos, v.9 he aquí, Jesús les salió al encuentro, diciendo: ¡Salve! Y ellas, acercándose, abrazaron sus pies, y le adoraron.
v.10 Entonces Jesús les dijo: No temáis; id, dad las nuevas a mis hermanos, para que vayan a Galilea, y allí me verán.
Galilea fue el lugar escogido para el reencuentro de Jesús con sus discípulos (v. 7; 26.32) y también el escenario de la gran comisión (vv. 18-20). Nótese que el Señor definió a sus discípulos como sus hermanos (cp. 12.48-50; Sal 22.22; He 2.11, 12).

No hay comentarios:

Publicar un comentario